Conoce la historia de Lynda
Soy Lynda Akatui y hace diez años que me percaté de un bulto en mi brazo izquierdo. Fue Seidu, el voluntario de Nsuablaso en Ghana, quien me convenció de que fuese al centro de salud. Aún así, no tenía muy claro que hacía yo allí.
Una vez en la sala de espera, fueron varias veces las que pensé en marcharme. Había una cola muy larga y, además, mis familiares pensaban que se trataba de una maldición y que no era posible curarme en el hospital.
Finalmente me atendieron y me informaron de que padecía úlcera de Buruli, una enfermedad que podía ser curable si recibía los cuidados adecuados. Cuando comenzó el tratamiento comprendí las palabras del doctor: aunque era doloroso solo así podría recuperarme.
Y así sucedió, pero entonces tuve que hacer frente a las secuelas sociales que conlleva la úlcera de Buruli: las burlas y el rechazo de algunos vecinos me llevaron a permanecer durante meses sin salir de casa.
Hoy la mentalidad ha cambiado bastante. Mi comunidad es consciente de que a cualquiera le puede ocurrir, y que deben acudir al médico y no al curandero.
No quiero que ninguno de mis tres hijos tengan que pasar por esto, y para eso es imprescindible que organizaciones como Anesvad continúen con su labor en Ghana: formando voluntarios, administrando medicamentos y proviéndonos de las instalaciones sanitarias adecuadas.
Anesvad
General Concha, 28 - 48010 Bilbao
Trabajamos para erradicar enfermedades olvidadas en África, enfermedades desconocidas que no importan a nadie.